Los pechos, grandes ganadores del deseo, grandes perdedores del placer

"Debemos a siglos de concepción falocéntrica de la sexualidad la negación, si no la represión, de la sensibilidad erógena de los senos. "En su libro publicado la semana pasada (Seins. En quête d'une libération, Ed. Anamosa, 224 p., 20 euros), la investigadora Camille Froidevaux-Metterie nos apunta justo en el pecho.

¿Estamos negando la sensibilidad erógena de los senos? Incluso si la especie humana tiene la suerte de poder copular cara a cara, nos vemos obligados a admitir que infrautilizamos este campo de posibilidades: en un entorno heterosexual, las caricias de los pechos de las mujeres son enviadas de vuelta a los juegos previos. En cuanto a los pechos de los hombres... eh, ¿qué? ¿Qué pechos? ¿Te refieres a los pectorales? ¡Nuestro desinterés es tal que los recientes estudios sobre la sexualidad de los franceses ni siquiera mencionan esta fuente de placer!

Sin embargo, sabemos que los pechos tienen vida sexual. Los pezones tienen erecciones y se contraen durante el orgasmo. Su estimulación activa la corteza sensorial genital (Journal of Sexual Medicine, julio de 2011) y libera oxitocina, la hormona de unión (Medical Hypothesis, diciembre de 2015). Los senos están a la cabeza de la lista de zonas erógenas: según un estudio publicado en 2013 en la revista Cortex, están en el quinto lugar entre las zonas más agradables para las mujeres, y en el 11º lugar para los hombres - en cuanto a los pezones, son apreciados por igual por ambos sexos, en el 6º lugar.

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